Por Javier Castaño
La gran mayoría de los desamparado latinos de la ciudad de Nueva York trabajaban en construcción, restaurantes, bares o labores de limpieza de apartamentos u oficinas comerciales. En su gran mayoría son hombres.
Como es el caso de Adam García, quien todos los días buscaba trabajo como jornalero en un parque de Woodside. Hace tres meses que no trabaja en construcción, le tocó vender sus herramientas “por centavos” para comprar comida y se vio obligado a vivir debajo del Queens Brooklyn Expressway. Ha comido de la basura y no espera la ayuda del gobierno, sino que la economía vuelva a funcionar y encuentre trabajo en construcción.
Esta pandemia se llevó los trabajos y el dinero. La comida aún se consigue en varias iglesias u organizaciones sociales. Pero como no hay dinero para pagar la renta de la habitación, la única alternativa es dormir en la calle y sobrevivir de alguna manera.
Se estima que en la ciudad de Nueva York hay cerca de 100,000 personas desamparadas y en todo el país hay más de medio millón de personas sin hogar. De acuerdo a The Bowery Mission, más de 4,000 personas duermen en las calles de esta ciudad y el Coronavirus, que ha destrozado la economía, ha hecho que esta cifra se duplique o triplique.
Las largas filas para recibir un plato de comida caliente o una bolsa con víveres no ha dejado de aumentar desde finales del mes de marzo de este año. El paquete económico del gobierno federal no es para los indocumentados, quienes están esperando que la ciudad de Nueva York comience a repartir los 20 millones de dólares que Open Society Fundations donó para repartir a las personas sin documentos de inmigración.
Esta población, la más vulnerable de la sociedad, sufre de problemas de salud física y mental y el Coronavirus los está hundiendo aún más.
Más de 60 desamparados han muerto por Coronavirus en esta ciudad. La tercera parte fueron desamparados adultos que pasaron la noche en refugios públicos en donde duermen “uno muy cerca del otro”.
El gobernador Cuomo y el alcalde de Blasio determinaron que el sistema de trenes de la ciudad de Nueva York, que nunca se detiene, no funcione durante esta pandemia de 1 a 5 de la mañana para desinfectar los vagones que han sido tomados como vivienda por algunos desamparados.
Ser inmigrante latino, indocumentado y pobre no es nada fácil.