El presidente de Rusia, Vladimir Putin decidirá el futuro de la humanidad, ahora todos debemos orar por él. La irresponsabilidad de algunos políticos, financiados por la avaricia ilimitada de la industria armamentista, lo están provocando constantemente.

Para aumentar el ingreso de la industria armamentista, insisten en plantar bases militares en las fronteras de Rusia, eso provocó la invasión rusa a Ucrania. Como Putin respondió a esa primera provocación, ahora autorizan que Ucrania ataque a Rusia con misiles de largo alcance, Putin amenazó con responder usando armas nucleares.

El presidente electo Donald Trump prometió que terminará esa guerra. El presidente Biden aumentó su provocación con claridad, empuja a Putin a cumplir su amenaza nuclear. Quienes provocan a Putin tienen refugios contra ataques nucleares, nosotros no tenemos nada. Oremos pidiendo que Putin rechace la nueva provocación estadounidense, y espere la negociación que propondrá Trump en enero. Orar por Putin ahora, es orar por la humanidad.

La provocación a Putin no es un caso aislado, es parte de una estrategia más amplia para ensuciarle el agua a Trump, que recibirá una economía maltrecha.

Aunque Trump habla de terminar la guerra en Ucrania, suspendiendo el suministro de armas y promoviendo un acuerdo de paz, por otro lado, mantiene una posición preocupante.

Trump insiste en confrontar a China, imponer tarifas arancelarias a las importaciones chinas y otras políticas populistas que podrían agravar la situación económica y deteriorar la paz.

Esto puede conducir a un conflicto militar con China, que tiene cuatro veces la población de los Estados Unidos, con un arsenal nuclear, y misiles hipersónicos rusos.

Ojalá los taiwaneses se vean en el espejo de Ucrania, una nación destruida por seguir las orientaciones estadounidenses.

Henry Kissinger dijo una vez que “ser enemigo de los Estados Unidos es peligroso, pero ser un aliado es fatal”, Ucrania está descubriendo eso en estos momentos.