La industria de la construcción sigue fuerte y necesita obreros. Foto Javier Castaño

El inicio de las redadas de inmigración bajo la administración del presidente Trump coincidió con la presencia de la nueva secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, que apareció con chaleco antibalas hablando de “sacar la basura de las calles”.

Ante la perspectiva de una deportación masiva —la expulsión de trabajadores que no sean asesinos, violadores, traficantes de drogas u otros peligros—, las consecuencias para la economía de Nueva York podrían ser bastante graves.

Como grupo, los migrantes indocumentados pagaron 3.100 millones de dólares en impuestos estatales y locales de Nueva York en 2022. Equivalente al presupuesto de educación infantil de la ciudad para el año fiscal en curso.

Esta cifra no procede de un grupo de derechos humanos de izquierda que pretende fomentar la simpatía por quien cruzó ilegalmente la frontera, sino del Instituto de Fiscalidad y Política Económica, un grupo no partidista de Washington.

En la ciudad de Nueva York, según datos municipales, más de la mitad de los migrantes indocumentados han estado en este país más de una década; el 41 por ciento ha asistido a la universidad, y una cuarta parte cuenta con una licenciatura. La mayoría de estos migrantes están en edad de trabajar, entre los 18 y los 64 años.

Según un nuevo informe del Instituto de Política Fiscal (FPI), otro grupo de investigación no partidista, más de 42.000 chefs, cocineros, preparadores y camareros indocumentados trabajan en todo el estado.

El cuidado infantil es otro sector que se vería afectado. Hay 7.000 cuidadores indocumentados en el estado, según Emily Eisner, economista del FPI. Los costos promedio del cuidado de niños en Nueva York ya habían aumentado en unos 5.000 dólares por niño entre 2018 y 2023.

Ninguna empresa de Nueva York depende tanto de los trabajadores indocumentados como el sector de la construcción, Hay más de 48.000 trabajadores indocumentados de la construcción, carpinteros, pintores y empapeladores en el estado, que constituyen una cuarta parte de la mano de obra del sector, según el informe del FPI, que se basó en datos del Centro de Estudios sobre Migraciones.

Si se llevaran a cabo las deportaciones masivas que se han anunciado, explicó Eisner, el sector de la construcción no podría sustituir a corto plazo a los trabajadores perdidos.

Elizabeth Vélez, presidenta de la Organización Vélez, una empresa de servicios de construcción de Manhattan, dijo: “La construcción se nutre de la previsibilidad y la certidumbre, y cuando eliminamos eso de la ecuación, es cuando las cosas se vuelven locas en términos de precio y programación. Y en este negocio, la programación es dinero”.

Muchos trabajan como jornaleros para pequeños contratistas, dijo Vélez, y muchos de estos negocios son propiedad de empresarios que pertenecen a minorías. Vélez ha notado que ahora se presentan menos trabajadores para ser contratados en el Home Depot de Gun Hill Road, en el Bronx, donde los contratistas recogen material y obreros.

Agentes federales realizaron más de 5.500 detenciones en todo el país entre el 22 y el 28 de enero, según cifras del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos. En cambio, a principios de 2017 fue noticia importante que se detuvieran a 600 personas en una semana. NY Times