Autoridades de Inmigración en el Shiloh Treatment Center de Texas, están inyectando a los niños que separaron de sus padres con una droga sicotrópica con el fin de calmarlos y sin el consentimiento de sus padres.

Carlos Holguín, abogado del Centro de Derechos Humanos & Ley Constitucional de Los Angeles, dijo que el centro no tenía por qué haberlo hecho sin el permiso de sus padres porque esta droga puede conducir al suicidio, la obesidad, desórdenes musculares y diabetes.

Un niño que fue separado de sus padres recibió cuatro diferentes medicamentos, incluyendo sicotrópicos y cuya combinación es prohibida por el gobierno de los Estados Unidos.

“Su mamá no fue consultada y el gobierno pudo haberlo hecho porque sabía dónde se encontraba”, dijo el abogado Holguín. “El gobierno tomó la decisión de manera unilateral y eso está contra la ley, además de ser algo muy peligroso”.

La mayoría de los niños medicados provienen de Centroamérica. En el pasado mes de abril se presentó una demanda en la corte de California para impedir estas inyecciones.

“La ley permite estos medicamentos cuando los niños pueden ser una amenaza para otras personas”, dijo Holguín. “Pero están siendo inyectados porque no pueden dormir o están ansiosos por la falta de sus padres”.

El siquiatra forense Mark Mills dijo que los sicotrópicos se puede usar cuando “los menores son muy agresivos o le están sacando los ojos a otra persona y deben calmarlos, pero no en estos casos, como se hacía en la Unión Soviética”.