Por Mónica Quintero
 
El invierno y la prohibición de servir comidas al interior de los restaurantes está agudizando la crisis económica de la segunda industria más grande de gasto turístico en la ciudad de New York.

Medidas aplicadas durante el verano como atender clientes en vía pública, vender comida para llevar y usar el 25% de la capacidad de los establecimientos fueron para Roma Herrero, administradora del restaurante Molcajete, un alivio temporal.

“Los restaurantes como nosotros que no tenemos mucha entrega a domicilio, estamos luchando con la gente en el patio porque no nos queda otra”, dijo Herrero. “Con este frío la gente no quiere estar afuera”.

Tras el aumento de casos de Covid-19 en Estado Unidos, Andrew Cuomo, Gobernador del Estado de New York, ordenó por segunda vez a los propietarios de los restaurantes restringir el consumo de alimentos dentro de las instalaciones. La norma que está vigente, empezó a regir desde el 11 de diciembre de 2020.

“Estuvimos dos meses cerrados completamente y ahora nos dicen que no usemos el espacio”, dijo Herrero. “Hay bastante espacio dentro de los restaurantes, no entiendo porque dicen que no”.

Roma Herrero, administradora del restaurante el Molcajete. Fotos Mónica Quintero.

Con más de 15 años de antigüedad, este negocio que ofrece comida mexicana está ubicado en la calle 92-13 Roosevelt Avenue, en Queens. Molcajete es uno de los más de 23.650 restaurantes en la ciudad de New York que están en riesgo de cerrar sus puerta para siempre.

Cifras dadas por el estado de New York indican que la transmisión del coronavirus es de 1.4% en restaurantes y un 74% proviene de reuniones particulares.

“Uno corre más riesgo de enfermarse en esas casitas cerradas que están construyendo en la vía pública que ocupando el 25% del establecimiento”, dijo Herrero. “Nos están poniendo la situación peor cada día”.

Un reporte de la oficina del Contralor del Estado de New York, indicó que más del 60% de los trabajadores en esta industria son inmigrantes. El 44% son latinos. En 2019, en Queens, 49.100 personas dependían de este empleo para sobrevivir.

“Antes teníamos seis empleados y ahora nada más tenemos tres, si siguen con tantas restricciones no sé cuánto tiempo más podremos aguantar”, dijo Herrero. “Seis familias dependían de este empleo”.

Javier Morelos, inmigrante mexicano, es una de las tres personas que logró conservar su trabajo en el restaurante Molcajete. Antes de la pandemia, Morelos compartía la cocina con dos cocineros más, ahora está encargado de hacer todo en esa área del restaurante.

“Estuve tres meses sin trabajo y tuve los síntomas del Covid-19”, dijo Morelos. “Las cosas son diferentes aquí, ha bajado la clientela, no hay ventas, pero por lo menos yo tengo trabajo”.

El restaurante que abre sus puertas desde las 11:00 AM hasta las 10:00 PM, que es la hora permitida en el estado de New York, tiene un pequeño patio habilitado para los clientes, quienes con la ayuda de un horno de carbón tratan de resistir al frío de enero.

“No hay nada que ver con lo que era antes”, dijo Fabiola Méndez, mesera del Molcajete.”Pues mira, hoy han pasado cinco horas y llevamos como tres clientes”.

Organizaciones como Robin Hood y Roar están ayudando a los trabajadores de los restaurantes que perdieron su empleo a causa de la pandemia.

La asistencia económica, que es de $500 dólares por persona, aplica también para personas indocumentadas con ingresos menores a $49,000 anuales. Los solicitantes deben demostrar que trabajaron en esta industria.

Solicite la ayuda en estas páginas digitales:
-https://www.robinhood.org/relief-effort/index.html  
-https://fund.uptogether.org/es/ROAR 

Fachada del restaurante Molcajete ubicado en el 92-13 de Roosevelt avenue, Queens. Foto Mónica Quintero.

La orden ejecutiva que firmó el alcalde de la ciudad Bill de Blasio para extender el programa Open Storefronts, estará vigente hasta el 30 de septiembre del 2021.

La decisión permite a los pequeños negocios usar los espacios públicos para realizar sus actividades y hacer uso controlado de las aceras para vender comida preparada y lista para llevar.

Aunque la ley exige que estas instalaciones en el andén o la calle tengan un máximo de 50% de paredes, la mayoría de estos recintos tienen paredes en todo alrededor e inclusive poseen puerta.