El pasto sintético no se siente como el natural y contamina el medio ambiente, aunque es más barato. Foto Javier Castaño

Por Mariana Simoes / CITYLIMITS

Un proyecto de ley prohibiría al Departamento de Parques de NYC instalar césped artificial, citando los impactos ambientales y de salud.

Cuando Pat Arnow, esposa de Steven Giles, comenzó a oponerse al uso de césped plástico con el grupo de defensa que cofundó, East River Park Action, inmediatamente la apoyó.

Giles, de 77 años, jugó softbol en el East Village, tanto en césped artificial como real y dice que el sintético simplemente no se compara con el real. “El plástico es demasiado caliente y simplemente no se siente bien”, dijo Giles.

El césped plástico puede alcanzar temperaturas entre 35 y 55 grados Fahrenheit más altas que el césped natural y tiende a contener sustancias químicas tóxicas, microplásticos, que afectan el cerebro y el sistema reproductivo.

El concejal Christopher Marte presentó un proyecto de ley en el que prohibiría al Departamento de Parques instalar césped artificial. Este departamento administra 221 campos de césped sintético en áreas de juego.

El Consejo de Césped Sintético, una asociación que representa a la industria, argumenta que colocar plástico “inspira y conecta comunidades más saludables”.

Esta asociación dice que el césped sintético puede resistir más de 500 horas de competición sin necesidad de reparaciones. En cambio, los campos de césped natural solo pueden resistir 100 horas de competición antes de necesitar reparaciones.

“Las comunidades, escuelas, familias y empresas eligen el césped sintético debido a sus importantes beneficios para los deportes, el juego, los hogares y el medio ambiente”, dijo Melanie Taylor, directora ejecutiva del Consejo de Césped Sintético.

“El césped artificial es donde la industria petroquímica genera grandes ingresos”, afirmó Dianne Woelke, miembro de la junta directiva de la organización sin fines de lucro Safe and Healthy Playing Fields.

Esta industria es valorada en mil millones de dólares y se estima que alcanzará los 114.300 millones de dólares en 2028.

El costo de instalar césped artificial varía entre $4,50 y $10,25 por pie cuadrado. Para un campo de fútbol promedio de 65.625 pies cuadrados, el precio oscila entre $295.000 y $673.000, según un informe del Instituto de Reducción del Uso de Tóxicos Lowell de la Universidad de Massachusetts.

Por el contrario, señala el informe, instalar césped natural puede costar entre 1,25 y 5 dólares por pie cuadrado, costando entre 82.000 y 328.000 dólares.

Mantener un campo sintético puede costar alrededor de $4,000 por año en materiales más 300 horas de mano de obra, mientras que mantener un campo de césped natural puede costar entre $4,000 y $14,000 por año en materiales más entre 250 y 750 horas de mano de obra, según el informe.

El césped plástico debe reemplazarse cada ocho a diez años, admite la industria, y aún necesita mantenimiento. Eso incluye esponjar y redistribuir el césped, desinfectarlo periódicamente, reparar las costuras y reemplazar el relleno (pequeñas perlas de caucho que brindan amortiguación y soporte entre las hojas, como lo hace la tierra).

Y luego está el problema medioambiental, que según los expertos no se puede ignorar. Christina Dubin, organizadora del grupo ambiental Beyond Plastics, dijo que el relleno, que clasifica como microplástico, a menudo “migra fuera del campo” cuando llueve o hay viento y termina en cuerpos de agua locales.

Los defensores de la salud y el medio ambiente consideran que no tiene sentido seguir colocando más césped artificial, y creen que el proyecto de ley les ayudará a conseguirlo.

“Este proyecto de ley puede ayudar a que toda la ciudad sea más segura, más saludable y más respetuosa con el medio ambiente”, dijo Pat Arnow de East River Park Action.