
En la Funeraria Las Rosas de la calle 26 de Brooklyn, el ataúd “especialmente cerrado de acero” con el cuerpo de Carlitos Arellano, acompañado, desde la izquierda, de su hijo Carlos Arellano Jr. y los hermanos Bolívar Arellano (fotófrafo), Graciela Arellano, Nelson Arellano, Mariana Arellano y Humberto Arellano (fotógrafo). Foto familiar
Por Javier Castaño
Los hospitales de la ciudad de Nueva York no deciden qué hacer con los muertos. Las funerarias son las únicas autorizadas a reclamar los cadáveres y cumplir la voluntad de los familiares.
En algunos cementerios le están diciendo a los familiares que lleven pala para remover la tierra porque no hay quien haga el trabajo de sepulturero.
Cremar un cuerpo cuesta alrededor de 3,500 dólares. El entierro puede costar hasta 15 mil dólares. Si hay velación, solo pueden participar de 5 a 10 personas. En la funeraria van llamando a cada uno de los familiares por separado para que se acerquen a la ataúd y así evitar la aglomeración alrededor del muerto.
Las tradiciones católicas, judías, protestantes o musulmanas para enterrar sus muertos han sido alteradas por el Coronavirus. Los hijos no puede despedir a sus padres, o viceversa, y los amigos entrañables tiene que conformarse con una notificación en las redes sociales. El efecto del distanciamiento social.

Carlitos Arellano. Foto familiar
No fue el caso de Carlitos Arellano, quien el pasado martes 8 de abril fue enterrado en el Cementerio Evergreen de Brooklyn después de haber perdido la batalla contra el Coronavirus. Su viuda, Gabriela Peralta Delgado, pudo participar del entierro por intermedio de un teléfono celular desde Ecuador.
“Mi hermano Carlitos se contagió cuando fue a una mueblería de Queens a pagar una deuda el sábado 21 de marzo y no se puso guantes ni tapabocas, se descuidó”, dijo su hermano Humberto Arellano, conocido fotógrafo del área metropolitana de Nueva York y quien trabajó en El Diario/La Prensa por más de 30 año.
El fotógrafo Arellano dijo que su hermano Carlitos, quien vivía en la calle Dupont de Greenpoint, Brooklyn, acudió a una clínica de la avenida Manhattan a hacerse la prueba de Coronavirus. La fiebre y los dolores musculare aumentaban cada día y los resultados de la prueba no llegaban. Entonces decidió acudir al Hospital Woodhull en donde le dijeron que no estaba grave y que regresara a su hogar. Su hijo Carlos decidió llevárselo a Nueva Jersey. Luego de dos días de espera fue ingresado a un hospital de Elizabeth en donde murió el pasado 5 de abril de un paro cardiaco debido a la falta de oxígeno en sus pulmones.
“Mi hermano murió porque no lo atendieron en la ciudad de Nueva York a pesar de que estaba grave con los síntomas del Coronavirus. A sus 65 años era un hombre saludable, no sufría de nada y tenía Medicare”, dijo el fotógrafo Arellano. “Era buena gente, humilde, cariñoso, responsable y el más apegado a toda la familia, además de cuidar de nuestro papá”.
La velación y entierro de Carlitos Arellano costó 11 mil dólares y lo pagó su familia. Carlitos vivió por más de 30 años en la ciudad de Nueva York. La familia agradece a familiares y amigos por las condolencias y los buenos deseos.

Los familiares de Carlitos Arellano esteran su turno para acercarse a la ataúd. Foto familiar
OTROS MUERTOS LATINOS

Hart Island, Bronx. Foto Javier Castaño
El número de casos de personas infectadas con COVID-19 sigue en aumento en la ciudad de Nueva York y su impacto en los latinos de Queens es incalculable. Los inmigrantes indocumentados, sin familia o amigos que reclamen sus cuerpos, están siendo enterrados en la isla Hart de El Bronx. Es el lugar, por tradición, en donde se entierran a los NN (No-Nombre).
Algunos latinos, por su condición de indocumentados, falta de seguro médico o escasez de información, no acuden a los hospitales públicos y son hallados muertos en sus hogares. Han sobrevivido en la pobreza y el Coronavirus los está arrinconando por la escasez de trabajo, dinero y comida.

John Loaiza, peluquero.
El peluquero John Loaiza era muy conocido en la comunidad latina de Queens debido a su entusiasmo por los reinados de belleza. Le gustaba maquillar. Participaba en eventos, fiestas y banquetes, para los cuales se vestía con sus mejores prendas. También le gustaba viajar. Ingresó al Hospital Elmhurst, a pocas cuadras de su apartamento de la avenida 35, porque no resistía la fiebre y los dolores. Murió la madrugada del jueves 9 de abril. Vivían con su mamá, quien se halla en delicado estado de salud.
QueensLatino está escribiendo sus historias con el fin de que no sean olvidados y su recuerdo nos oriente a salir de esta crisis de salud y económica.
Rodrigo Caleño, por ejemplo, era experto en negocios multiniveles y no creía en la fuerza del Coronavirus para matar gente. Era abogado y empresario con

Rodrigo Caleño.
habilidades para motivar a la gente. Murió en su hogar la madrugada del primero de abril como resultado de esta pandemia.
Carlos Ceballos es otra víctima del coronavirus. Era el dueño de la Panadería Penetro en la calle 90 y la avenida 31 de Jackson Heights, Queens. Vivió en Nueva York por más de 30 años.
Víctor Ricardo Dutan murió la madrugada del jueves 9 de abril debido a las implicaciones causadas por el Coronavirus. Era el propietario del restaurante Picada Azuaya ubicado en la avenida 37 y la calle 84 de Jackson Heights,

Carlos Cevallos.
Queens.
Ese mismo día murió Elkin Muñoz, propietario del restaurante Pollos Mario de Woodhaven de Queens.
Los establecimientos de Queens fueron obligados a cerrar el 16 de marzo, quizás muy tarde porque el Coronavirus ya avanzaba entre meseros, gerentes, propietarios y clientes.
“El Covid-19 ha sacudido nuestras vidas y la población inmigrante de Queens, quienes trabajan día a día. Nuestros pequeños negocios están arruinados”, dijo Liliana Melo, líder de distrito de Asamblea 34 de Queens. “Mi recomendación por

Elkin Muñoz
estas dos semanas del pico alto del virus es estar en casa, prevenir y planificar. Tengamos esperanza en que juntos vamos a salir de esta situación”.
El Coronavirus mató en dos días a Harry Mercado y su madre Lucille. El pasado sábado 28 de marzo Harry fue admitido al Hospital Elmhurst de Queens porque presentaba los síntomas graves de esta pandemia. “Tenía 38 años y era el soporte físico y espiritual de la familia”, dijo su hermana April Mercado.

Víctor Ricardo Dutan.
Harry perdió su lucha contra esta enfermedad el martes 31 de marzo a las 3:44 de la tarde. Su madre se hallaba desde hacía dos semanas en el Hospital de Jamaica, Queens, peleando contra el Coronavirus. Murió el jueves 2 de abril.
“Nuestra madre Lucille vivía en Middle Village y era muy conocida en el vecindario”, dijo su hija April. “Siempre se estaba riendo y se preocupaba mucho por el bienestar de los demás”.

Harry Mercado y su madre Lucille. Foto familiar
Lucille tenía 54 años, trabajó en el departamento de carnes de Waldbaums durante 35 años y tuvo cinco hijos, dos hijas y 13 nietos.
“Ahora nuestra madre y hermano se encuentras juntos”, concluyó April.
Desolador .Que en Paz Descansen.
La Punta del iceberg. Como en cualquier “Guerra” , en Las que siempre sucumben en mayor cantidad los de abajo , la cifra real de caidos nunca se Sabra.