Por QueensLatino. —
En el centro de atención para adultos Golden Spring de la calle 81 de Jackson Heights, Queens, Mary Vargas jugaba parqués en una de las mesas del inmenso salón. En el fondo, cerca de la ventana, alguien tocaba el piano de madera. La risa de Vargas, de 78 años, inundaba el recinto en cuyas parades se exhiben pinturas hechas por las personas de la tercera edad que asisten a este lugar.
“Me gusta venir a este centro porque pinto, juego parqués, bailo, hablo con mis amigas, riego las matas y hago ejercicios”, dijo Vargas. “Me levanto a las seis de la mañana y me recogen una hora después para traerme a este centro, aunque a veces tengo que ir al Hospital Elmhurst a hacer terapia”.
Vargas sufrió una parálisis celebrar hace 40 años debido a que tenía sobrepeso y su nivel de colesterol era demasiado alto. Ahora tiene artritis en su pierna derecha que a veces se hincha y le produce mucho dolor.
“Aunque me duela la pata y sienta mucho dolor porque se hincha como un bombón, yo sigo la recocha y no paro bailar y divertirme”, dijo Vargas.
Nació en la ciudad de Bucaramanga en Colombia y vive en esta ciudad desde el 2004, aunque regresó unos años a su patria para cuidar de su hijo, quien murió en el 2022. Vive en el Middle Village de Queens con su hija Edelmira Villamizar. “Parí seis hijos, tuve dos esposos y tengo19 nietos y 11 bisnietos que viven en varios países”, dijo Vargas complacida.
En los ratos libres le gusta ver televisión, las películas de Cantinflas, los noticieros de Colombia y los dos canales en español de los Estados Unidos. Las noticias y las novelas son sus programas favoritos.
“Como inmigrantes me ha ido muy bien porque tengo el apoyo del gobierno, voy a la iglesia católica Resurrección y Ascensión en Rego Park y me gusta confesarle todo al sacerdote porque tengo la lengua muy ligera”, dijo Vargas en tono jocoso. ”El sacerdote también se ríe conmigo”.
Le preguntamos sobre la Avenida Roosevelt y dijo que hace 20 años no era así, no había tantos ladrones y tantas mujeres vendiendo su cuerpo en la calle. Tiene tarjeta de residente y está esperando que la llamen para presentar la entrevista y obtener la ciudadanía de esta nación. “No me gusta Trump y votaría por Kamala porque es más consciente de las cosas”.
En Venezuela, donde vivió más de 50 años, tiene seis casas que habitan inquilinos y familiares, como otra de sus hijas y su marido.
“Extraño mucho la comida de mi tierra y aquí no tengo dinero para salir a comer a restaurantes”, dijo Vargas con resignación, pero siempre contenta y con la lengua suelta.