Diego Fernández regresando a casa después de una larga caminata por la Roosevelt. Foto Gloria Medina

Por Gloria Medina  — 

Después de 37 años trabajando para la misma compañía, Diego Fernández se retiró sin darse cuenta cómo vuela el tiempo. Ahora dice sentirse libre y más consciente de su bienestar y salud.

“Me levanto a la hora que quiero, entro y salgo a la hora que quiero”, dijo Fernández, quien llegaba en horas de la noche a su casa en Woodside, Queens. “Voy a mis exámenes médicos y por ahora estoy en tratamiento para mis ojos porque tengo principios de glucosa y si no mejora para diciembre tal vez tenga que operarme. Y es que también me están saliendo cataratas”.

A parte de sus chequeos regulares, Fernández, de 67 años, también disfruta largas caminatas por el vecindario y a lo largo de la avenida Roosevelt en Queens. “Me gusta caminar para mantenerme saludable. Camino horas y cuando me siento cansado me regreso en el bus”. Otra cosa que mantiene saludable a este inmigrante es “no rodearme de personas tóxicas porque ellas enferman”.

A Fernández no le gusta viajar, lo único que lo anima a tomar un avión es ir a ver a su mamá y hermanos quienes viven en Colombia. Desde que Fernández salió de su país natal en 1985, se ha dedicado a trabajar. Comenzó a laborar en una compañía de mantenimiento de edificios. Esto gracias a su esposa, también retirada, a quien conoció aquí y lo ayudó a conseguir un empleo donde ella trabajaba.

Fernández recuerda sus inicios como ‘porter’ (limpieza). Según transcurrían los años iba mejorando en posiciones y realizaba otros trabajos. Hasta que llegó a ser líder. “Eso quiere decir que era el encargado de preparar las máquinas en época de nevada y elegía a los trabajadores con los que iba a trabajar esa noche”, dijo Fernández.

Después de su trabajo en las noches, Fernández se dedicaba a estudiar inglés y dice que más que aprender inglés consiguió algunas amistades que le han perdurado por muchos años y con las que todavía mantiene contacto.

Recordando cómo han transcurrido los años desde que empezó a trabajar, Fernández recomienda a las personas jóvenes que planifiquen su retiro porque el tiempo va a pasar volando y ni cuenta se van a dar.

“Cuando menos pensé ya tenía 62 años y fue cuando pensé en retirarme, pero en la oficina del Seguro Social me explicaron que sólo me iban a dar un 70 por ciento. Decidí esperar y sin darme cuenta ya tenía 66 años. Entonces me dieron la pensión completa”, dijo Fernández.

Ahora después de jubilado, Fernández sueña con radicarse en Colombia y poder disfrutar su vida. “Es diferente, allá salgo con mis amistades y familia a pasear, bailamos y gozamos. Aquí mi vida es diferente, muy monótona, uno se siente como encerrado”, dijo Fernández, quien está agradecido con las oportunidades que le ofreció este país.