El activista Walter Sinche en la sede del Centro Comunitario Andino con sus alumnos de seguridad en la construcción. Foto Javier Castaño

Por Javier Castaño  — 

Este es el mensaje del activista Walter Sinche a los inmigrantes que desean trabajar en construcción: “Deben capacitarse para que sepan de los riesgos en la construcción, conocer las leyes laborales para que no se dejen engañar y adaptarse a esta sociedad, aprendiendo el inglés y su cultura”.

Sinche es un activista de la comunidad latina de la ciudad de Nueva York que ha recibido varios reconocimientos. Ha levantado su voz contra el abuso a latinos como cuando asesinaron en esta área a Manuel Aucaquizhpi en 1994 y a Marcelo Lucero y José Sucuzhanay en el 2008, todos ecuatorianos. También ha organizado marchas pro inmigrantes y protestas durante el Día del Trabajo.

El pasado mes de abril viajó a Cuenca, Ecuador, a recibir un homenaje por su labor a favor de los inmigrantes en Nueva York. Está buscando la aprobación del Parque del Migrante en Cuenca, se reunió con las juntas parroquiales de ese cantón y llevó una donación de mil dólares de parte de Alianza Ecuatoriana Internacional para sembrar casi 800 árboles de capulí en la provincia de El Cañar.

En su recorrido de dos semanas por Ecuador estuvo conectado a su computador portátil para seguir dictando sus clases de seguridad en la construcción (OSHA). En el Centro Comunitario Andino, con sede en la calle 104 y Roosevelt Avenue, en Corona, Queens, se dictan clases de OSHA de 10 y 30 horas, además de electricidad, lectura de planos y de andamios. Este centro también tiene otra sede en el número 343 de Linden Street, en Bushwick, Brooklyn.

Sinche es el instructor y cuanta con 4 empleados, además del apoyo de sus hijos. Durante 25 años trabajó como electricista en lugares de construcción y por eso conoce bien esta industria.

“Me motivé a ser instructor de seguridad en la construcción durante la pandemia, mientras repartíamos comida a los inmigrantes”, dijo Sinche. “Mucha gente fue despedida de sus trabajos y los obreros de la construcción fueron los únicos que siguieron trabajando, aunque necesitaban capacitarse primero”.

El 95% de las personas que toman las clases de OSHA son indocumentados y el 3% son mujeres. “Por eso cuando dicto las clases de seguridad en la construcción, también les enseño a buscar trabajo, a exigir a los empleadores y que aprendan los nombres de las herramientas en inglés para que se defiendan mejor en el trabajo”, dijo Sinche.

“Los accidentes de construcción siguen pasando y los obreros siguen siendo discriminados y abusados porque les roban el salario”, añadió Sinche.

Cuando algún obrero se accidenta, Sinche busca a mediadores o abogados, quienes demandan a los seguros de las constructoras. Dijo que la ciudad de Nueva York es muy lenta en responder después de los accidentes y que prefiere trabajar con la firma de abogados Schwitzer y Asociados.

“De alguna manera debemos reducir los accidentes y el robo de salarios en la industria de la construcción”, dijo Sinche.