
Luis A. Miranda Jr. y su esposa, la doctora Luz Towns-Miranda. Foto cortesía
Por Luis A. Miranda Jr. y Dra. Luz Towns-Miranda. —
Durante la mayor parte de nuestra vida adulta, se nos ha confiado la oportunidad de tomar nuestras propias decisiones, de buscar nuestra propia ruta hacia una vida feliz y productiva. Hace 47, después de un par de meses de noviazgo, nos casamos. Nuestra familia sigue creciendo, ¡y ahora esperamos a nuestro primer bisnieto! Y aunque nacimos en Puerto Rico, Nueva York es nuestro hogar. Nuestra familia y amigos están aquí, y es el lugar donde, ojalá dentro de muchas décadas, querremos pasar a la próxima vida.
Nos alegramos cuando, en esta sesión legislativa, la Legislatura Estatal de Nueva York aprobó la Ley de Asistencia Médica para Morir de Nueva York. Ahora, en espera de la acción de la gobernadora Kathy Hochul, el proyecto de ley permitiría que un paciente diagnosticado con una enfermedad terminal y con una expectativa de vida de seis meses o menos tenga el derecho de solicitar y recibir una receta para poner fin a su vida pacíficamente. Queremos seguir teniendo opciones hasta que llegue el momento de despedirnos de nuestros seres queridos.
A diferencia de las leyes en algunos otros países, existen requisitos estrictos sobre quién puede recibir la medicación y un proceso bien definido que ha funcionado durante casi 30 años en Oregón, donde se aprobó por primera vez, y en las otras 11 jurisdicciones de EE. UU. donde es legal.
Además del pronóstico de menos de seis meses de vida, nosotros, como pacientes, debemos ser capaces de tomar nuestras propias decisiones de atención médica, actuar completamente de manera voluntaria y poder auto-administrarnos la medicación. La eutanasia, la muerte piadosa y la inyección letal siguen siendo ilegales, y existen sanciones penales por fraude, abuso o por coaccionar a un paciente a usar la ley.
Si bien los médicos desempeñan un rol fundamental en el proceso, somos nosotros, los pacientes, quienes debemos tener el control para tomar las decisiones sobre la planificación del final de la vida. Pero también es importante señalar que ningún proveedor de atención médica, médico u hospital está obligado a participar y puede optar por no hacerlo por cualquier motivo.
En los diez años desde que nuestra Legislatura Estatal ha considerado esta ley, el apoyo entre el público general ha aumentado al 70%. Grupos influyentes como la Asociación Médica de Nueva York, la Academia de Médicos de Familia de Nueva York y la Asociación de Abogados del Estado de Nueva York respaldaron la medida y exhortaron su aprobación este año. Pero las voces reales de apoyo provienen de gente como nosotros, que pedimos el derecho de tomar nuestras propias decisiones sobre el final de la vida. No es una decisión fácil. Hemos llamado a Nueva York nuestro hogar durante muchos, muchos años, y saber que, cuando llegue el momento, tendríamos que abandonar nuestro hogar para morir con dignidad era demasiado para soportar.
Agradecemos a la Legislatura de Nueva York por aprobar la Ley de Asistencia Médica para Morir, y urgimos a la gobernadora Hochul a firmar rápidamente esta legislación, para que todos tengamos el conjunto completo de opciones al final de la vida.
Luis A. Miranda Jr. es estratega político, filántropo, productor y autor.
Dra. Luz Towns-Miranda es psicóloga clínica.


