
La fila de personas buscando comida en Love Wins Food Pantry sigue creciendo. Fotos cortesía
Por Alejandra Chaparro —
En una ciudad tan vibrante como Nueva York, donde los rascacielos parecen rozar los sueños y las oportunidades parecen infinitas, existe otra realidad, más discreta, más callada, pero profundamente humana: la de miles de familias que cada día luchan por algo tan esencial como un plato de comida.
Y en medio de esa lucha silenciosa, entre avenidas que no se detienen y pasos que corren sin mirar atrás, hay un espacio que no solo resiste, sino que brilla. Un lugar donde el amor no es un ideal abstracto, sino una acción concreta. Se llama Love Wins Food Pantry, y late con fuerza en el corazón de Roosevelt Avenue.
En la ciudad que nunca duerme, donde los reflectores iluminan sueños ambiciosos, también existen historias invisibles. Son las de madres solteras, trabajadores informales, personas migrantes y sin hogar que, a pesar de todo, se aferran a la vida con dignidad. Y es precisamente esa dignidad la que Love Wins se propone honrar, cada día, desde hace cinco años.
Este pequeño pero poderoso refugio nació como una respuesta urgente en los días más oscuros de la pandemia. Hoy, es mucho más que un lugar para recibir alimentos: es un símbolo de comunidad, compasión y resistencia. Aquí no se piden papeles ni se hacen preguntas. Aquí, a cada persona se le recibe con una sonrisa cálida, comida fresca y, sobre todo, respeto.

Daniel Puerto.
“Pensamos que esto sería temporal, pero la necesidad nunca se fue. Sólo cambió de forma”, dijo Daniel Puerto, fundador de Love Wins, activista incansable y miembro orgulloso de la comunidad LGBT. Lo que funciona en las noches como un bar, hoy es un santuario de esperanza que, con un presupuesto que apenas alcanza los 60 mil dólares al año, alimenta a más de 700 familias cada mes —más de 11 mil al año
Pero lo que entrega Love Wins no cabe en una bolsa de víveres. “Es una labor que va mucho más allá de la comida”, añadió Puerto. “Es dejarle claro a cada persona que viene que no está sola. Que sí hay quien la ve, la escucha, y la cuida.”
Durante la pandemia, cuando el miedo paralizaba al mundo, Puerto no estuvo solo. La chef y activista Grace Ramírez, aliada de World Central Kitchen, fue clave para extender esa red de apoyo. “Es realmente admirable ver el trabajo incansable de Love Wins,” dijo Ramírez. “Lo que empezó como una reacción de emergencia se ha convertido en una fuente constante de amor, comunidad y cuidado. Apoyarlos es un deber moral”.
En tiempos donde los recortes gubernamentales y las barreras sistémicas hacen aún más difícil el acceso a lo básico, Love Wins se mantiene firme. No por milagro, sino por convicción. Porque la solidaridad no puede ser ocasional: debe ser una elección cotidiana. Y porque detrás de cada bolsa entregada hay un mensaje claro: tú importas, y aquí tienes un lugar.

La ayuda proviene de muchas partes para ayudar a aliviar el hambre.
Apoyar a Love Wins es mucho más que donar comida o dinero. Es sembrar justicia. Es decirle a una abuelita migrante, a un joven sin hogar, a una madre agotada: no estás sola. Es construir, desde lo cotidiano, una ciudad más humana.
“Mientras tengamos el apoyo de nuestra gente, seguiremos adelante”, concluye Puerto con los ojos encendidos de esperanza.




DIOS TE BENDIGA DANIEL PUERTO. EXELENTE TRABAJO, TODOS NUESTROS HERMANOS EMIGRANTES NECESITAN DE ESA VOZ EN EL DESIERTO, NO ESTAN SOLOS MAS LA COMUNIDAD LGBT NECESITA EN ESTOS MOMENTOS DE MUCHA ALLUDA.
60 MIL, NO ES MUCHO, COMO LO HACES ?BUENO PERO TU LO ESTIRAS.