La comunidad inmigrante siempre pierde en todo debate sobre política de inmigración.  Los demócratas hoy están inspirados con DACA, porque 80% del pueblo apoya legislación que haga permanente el estatus de DACA.  Pero hay que recordar que por más de 10 años se ha tratado que el congreso apoye una legislación sobre DACA, la cual nunca fue traída al voto final.  Lo que quiero que entendamos es que hoy tenemos un valor político que los demócratas quieren explotar para su propio beneficio, y que el objetivo no es de conseguir una legislación sobre DACA, sino continuar usándolo para obtener una victoria en las elecciones de noviembre.

En la reunión que sostuvieron a puerta cerrada los senadores y el presidente, se presentó una lista de reformas migratorias y sabían que el presidente no apoyaría, lo cual fue una táctica para revertir el apalancamiento político a favor de los demócratas, ya que el presidente había ganado puntos con la reunión abierta que tuvo enfrente de periodistas mostrando una apertura a discutir el estatus de DACA.  Debemos recordar que el presidente elimino el programa DACA para forzar los demócratas a negociar una reforma migratoria en el 2018.  Los demócratas sabían que tenían que tomar posiciones amargas para obtener un estatus permanente para los beneficiarios de DACA.  Los demócratas han concluido que es mejor mantener el debate abierto y a largo plazo que tomar una decisión que los afectaría en su campana de retomar la Casa de Representantes.

En este momento somos testigos de un juego de cartas donde la vida de millones de inmigrantes se está apostando. ¿Quién tiene la carta bajo la manga? No lo sabemos, pero si sabemos que las cortes de inmigración van a empezar a deportar más personas porque van a empezar a reducir la cantidad de casos que están pendientes y no van a dar tregua para presentar defensas. Hay miles de inmigrantes esperando una decisión sobres casos de suspensión de deportación. Muchos van a recibir una orden deportación.

Los políticos siempre han alegado que es imposible deportar 11 millones de personas, sin embargo, el gobierno puso una nueva cara en su política contra la inmigración ilegal, la eliminación del TPS para centroamericanos y haitianos, la eliminación de DACA, las redadas selectivas para crear caos, y la simplificación de los procesos de asilo y deportación.  Para el año 2022, Trump podrá reclamar victoria mostrando que más de 2 millones de personas han sido deportadas selectivamente y de esa manera garantizando su reelección.

La solución a nuestro problema de inmigración no está en resistir el presidente, la solución está en sentarse a discutir una propuesta viable que conlleve a un compromiso.  Primero, ya sabemos que el presidente quiere dinero para construir su muralla. Segundo, sabemos que quiere cambiar el sistema de reunificación familiar y crear un sistema de inmigración por méritos. Entonces sentémonos bajo esa primicia.

Bajo estas condiciones yo ofrecería los siguiente:  Primero, dar el dinero para la muralla. Segundo, discutir las visas para peticiones familiares y proteger las visas de familiares inmediatos como conyugues e hijos solteros.  Tercero, apoyar las visas por méritos con la condición que cubran los trabajadores que ya están aquí en los Estados Unidos, ofreciéndoles la oportunidad a la obtención de la residencia a través de una visa de trabajo, obtener el estatus permanente para los beneficiarios de DACA y finalmente mover la fecha de registro para cubrir todos los inmigrantes que entraron antes del 1 de enero del 2002.  En la actualidad el programa de registro beneficia a todo inmigrante que entró antes de 1972.

La solución no está tan lejos, los demócratas y republicanos deben de sentarse y repartirse la victoria política de solucionar la vida de millones de personas en los Estados Unidos. Al final el intercambio del poder ejecutivo es solamente una ilusión, el poder permanente sigue en manos del 1 por ciento. En este juego de baraja, ambos partidos tienen una carta bajo la manga.