Kenny Rogers.

La música es una de las máximas expresiones culturales en las que se reflejan los diferentes seres humanos. El poder viajar a un mundo ficticio o rememorar recuerdos que emocionan, solo puede realizarse al escuchar una canción que te permita viajar en el tiempo, y sentir que estas volviendo a tener esa experiencia que tanto te marcó en el pasado. Una situación amorosa, el nacimiento de un hijo, un viaje idílico, o algún recuerdo de seres queridos son algunos de los aspectos que unos acordes musicales nos dan pie a rememorar en un momento dado.

Muchos de estas canciones intentan trasmitir valores o enseñanzas permiten al oyente vivir en primera persona lo que esa historia cuenta, y es que los temas son narraciones que ayudan a sobrellevar los malos momentos y disfrutar de una mejor manera los buenos. Prácticamente la totalidad de aspectos que nos rodean, ya sean materiales o intangibles, tiene una composición musical en la que son protagonistas, o al menos intervienen en mayor o menor medida.

En este sentido el mundo del casino y de las casas de apuestas, encuentran su horna del zapato en numerosas canciones, que permiten a cualquier oyente de las mismas, viajar hacia un salón de apuestas y sentir las emociones que experimenta un jugador en una mesa de póquer o de cualquier otra actividad, de las que se ofrecen en estos salones de juego.

La incertidumbre que se experimenta en una mano de cartas, desconociendo la jugada que llevan tus oponentes, y la duda de apostar o no defendiendo tu mano, son acciones en las que numerosos compositores han pensado a la hora de crear sus canciones. Un ejemplo claro de ello es “The Gambler (El jugador)”. Con este tema Kenny Rogers buscaba, allá por el año 1978, ofrecer una nueva versión al tema del compositor Don Schlitz.

“The Gambler” es una más de las canciones recordadas de este compositor. A ella, hay que añadir temas como “Forever and Ever, Amen (Por siempre y para siempre, amén)”, interpretado por Randy Travis, y “When You Say Nothing at All (Cuando no dices nada)”, interpretado por Keith Whitley, las cuales tienen el sello inconfundible de su creador, y permiten al oyente desplazarse a otra dimensión al escuchar cualquier acorde de estos temas tan afamados.

Poniendo el foco en “The Gambler”, el riesgo de una jugada en una mesa de póquer es un simple hecho, y esa composición no se queda solo en eso, sino que da un paso más. Busca trasmitir la idea de la reflexión que debe tener cualquier individuo, a la hora de tomar una importante decisión que puede marcar su vida, o al menos modificar algo su actualidad cotidiana.

La música es una de las expresiones más enriquecedoras para el ser humano. Tanto en una mesa de póquer como en cualquier aspecto de la vida, estos acordes nos pueden ayudar a tomar el rumbo correcto que haga mejorar nuestras vidas de una manera inmediata.