Debes aprender a controlar tu ira, quemar el pasado, perdonar y así evitar el resentimiento que te puede aniquilar.

Cuando la ira no encuentra salida, puede transformarse en resentimiento y tener el potencial de causarnos una gran confusión.

La ira, al canalizarla y usarla hacia la búsqueda del cambio, puede ser una herramienta útil en nuestro espectro emocional. Todas las personas en algunos momentos de su vida experimentan ira, algunas más que otras. Peros cuando la ira no encuentra salida se transforma en resentimiento llevando a la confusión, al dolor. RE-SENTIMIENTO…VOLVER A SENTIR.

Permitirnos culpar a otro u otros por el dolor que sentimos a menudo lo alivia transitoriamente, pero crea resentimiento, que tiende a latir implacablemente bajo la superficie de nuestra conciencia, erosionando nuestra paz mental. El blanco de nuestro resentimiento se vuelve cada vez más perverso en nuestras mentes, y lamentamos el día en que lo encontramos por primera vez.

Aferrarnos al resentimiento en nuestros corazones no nos beneficia en absoluto. Sin embargo, liberarnos con éxito del resentimiento puede ser difícil, ya que nos obliga a confrontar mental y emocionalmente la fuente original de la ira.

Cuando dejamos de culpar, nos damos cuenta de que nuestra necesidad de responsabilizar a alguien o algo por nuestros sentimientos nos ha hecho daño. Creíamos estar lidiando con nuestro dolor, cuando en realidad, nos aferrábamos a él con fuerza.

Para liberar el resentimiento, debemos desviar nuestra atención de aquellos a quienes resentimos hacia nosotros mismos, pensando en nuestras propias necesidades.  Un acto por medio del cual podemos realmente encontrar paz verdadera es el PERDÓN…

Realizar una breve ceremonia puede ayudarte a calmar el resentimiento al dar forma tangible a tus emociones. Puedes escribir tus sentimientos, quemar el papel y concluir la ceremonia deseándoles lo mejor. Cuando encuentras compasión en tu corazón, sabes que estás en camino a la sanación.

Libres del resentimiento, tenemos mucha más energía y atención para dedicarnos a nuestro desarrollo personal. Podemos llenar los vacíos que dejó con aceptación y alegría incondicionales. Y, como resultado de nuestra posterior liberación del resentimiento, las bendiciones pueden entrar nuevamente a nuestras vidas a medida que los muros que construimos para contener nuestra ira han sido demolidos.