La mejor carne a la parrilla se prepara despacito…

Para impresionar a sus invitados, sigua estos pasos para preparar un asado inolvidable.

Las brasas:

Tómese su tiempo y tenga paciencia con las llamas, pues aquí parte todo. Amontone el carbón o la leña al centro con las piezas más chicas abajo, encienda desde abajo, use el método del papel periódico enrollado, o el tarro hueco. No utilice gasolina, alcohol, cera, parafina u otro tipo de combustible, pues el sabor final de su carne pagará las consecuencias. Evite las llamas fuertes.

La parrilla:

Asegúrese de que esté muy limpia porque casi siempre quedan restos pegados de la vez anterior. Para limpiarla, no use químicos. Asegúrese que esté tibia y para limpiarla usaremos un limón partido a la mitad, una cebolla partida a la mitad y un paño mojado con vinagre. Estas dos condiciones juntas (temperatura y acidez) le harán el trabajo más fácil.

La carne:

Sin importar su presupuesto, lo más importante es no re-cocinar y que esté en su punto. En la grasa está la mayoría de los componentes de sabor y aroma, así que cocínela con su propia grasa que le otorga al paladar cierta humedad y textura agradables. Si no quiere comer mucha grasa, cocine la carne y quítela antes de comérsela.

La sal:

No importa el tamaño de los cristales, el consejo es salar su carne por todos lados, unos 5 a 8 minutos antes de llevarla a la parrilla. El resultado será una corteza más dorada y más sabrosa.

El tiempo:

Depende del tamaño de la carne, pero trate de asar lo más lento y relajado posible (la carne y usted). Cuando hace frío nos sobamos las manos y esta fricción produce calor… Con la carne sucede lo mismo, se estresa y se tensiona con el agite y el resultado es que se endurece. Cuando la corta, los jugos de la carne saldrán disparados por la tensión y se endurece aún más.