
Jaime Ciro en el Golden Spring Adult Day Care de Jackson Heights. Queens. Foto Alejandro Alemán Rivas
Por Alejandro Alemán Rivas —
Es un hombre de 75 años cuya vida está llena de superación, trabajo y amor por su familia y comunidad. A pesar de su edad, Jaime Ciro sigue siendo una persona activa, positiva y con grandes sueños para su comunidad.
Una tarde reciente Ciro estaba en el Golden Spring Adult Day Care de Jackson Hiehgts, Queens. Era la hora de almuerzo y con una sonrisa Caro nos invitó a su mesa en donde disfrutaba un plato de arroz con salmón, chicharrón, banano, naranja y agua.
“Quiero vivir 100 años”, dijo Ciro con determinación. Comer muy bien y ser positivo son sus principios de buena calidad de vida. Aunque no sufre de dolores, asiste regularmente a terapia y se cuida. Dejó atrás los azúcares y las harinas. Le encanta tomar vino.
Ciro llegó a Nueva York hace 54 años, enfrentó la incertidumbre de inmigjración y la inseguridad de esta ciudad, pero supo adaptarse y prosperar. “Me temblaban las manos y no podía sacar mi residencia del bolsillo”, dijo al recordar las redadas de inmigración que ocurrían en esa época.
Trabajó en una fábrica de alimentos para judíos y debido a su gran esfuerzo para aprender inglés, su jefe lo escogió entre 50 empleados para un ascenso. Luego montó su propia empresa y dijo que fue exitoso. Con su segunda esposa compró una casa en Jamaica.
Ciro vive ahora en Flushing con su tercera esposa, Lucy Osorio, de 54 años. “Hemos construido una vida llena de apoyo mutuo”, dijo Caro.
“Soy una persona multiusos, siempre estoy ocupado”, añadió Ciro, quien ha tenido momentos de abundancia. “Tuve dinero y subí arriba, pero caí abajo”.
Uno de sus momentos de mayor alegría es el baile. Le encanta moverse al ritmo de la música bachata y tiene una pareja de baile en el Golden Spring Adult Day Care. Van a celebrar San Valentín con baile…
Su mensaje a los inmigrantes indocumentados:
“Hagan bien las cosas, busquen la manera de arreglar sus papeles, no se metan en problemas, trabajen callados y ahorren dinero para cuando tengan la oportunidad de regresar a su país”.
Caro no solo se preocupa por su bienestar, sino que también está comprometido con el futuro de los niños. A través de una fundación que creó con su esfuerzo, ayuda a 100 niños en Santa Fe de Antioquia, Colombia. Ciro les enseña inglés para que cambien su futuro. “Lo importante es tener contentos a los niños y darles educación, eso cambiará el futuro de la humanidad”, dijo Ciro con firmeza.
Con el corazón lleno de amor y la mente repleta de proyectos, Ciro continúa demostrando que sin importar la edad, siempre hay algo porque luchar y algo que enseñar. Quiere seguir viajando entre Colombia y Nueva York y disfrutar la vida.
“Uno nunca sabe lo que va a pasar, así que estoy construyendo un apartamento en Colombia, para estar preparado para lo que venga”, terminó Ciro diciendo con optimismo.

