Gissell Calvo

Llegar a un país como inmigrante no es una tarea fácil. Alejarse de la familia, soportar la discriminación y pasar por diversas dificultades económicas son solo algunas de las experiencias de los inmigrantes. El caso de William Torres, un obrero de 35 años, no es la excepción. Encontró en el futbol una manera de sobrepasar todos estos obstáculos.

Llegó a Nueva York hace 20 años con la ilusión de convertirse en un gran futbolista pero se enfrentó a la cruda realidad. Después de varios meses sin obtener una oportunidad en este deporte y con las necesidades que aumentaban, se vio obligado a trabajar en construcción “Debí renunciar a mi sueño en el fútbol y comenzar a trabajar en construcción, pero nunca me imaginé que esto fuera tan duro”, dijo Torres.

Trabajando sin descanso y arriesgando su vida debido a la construcción de edificios altos, Torres comenzó a sentir que no era realmente feliz, pero fue entonces cuando cerca a su lugar de trabajo encontró una cancha de fútbol y algunos niños de bajos recursos que jugaban con un balón de tela. Se quedó pensando y tomó la decisión de ayudar a que niños como esos pudieran  cumplir el sueño que él nunca logró.

Fue así cuando en 2002 decidió fundar American Eagle Soccer Academy  para brindarl a todos los niños de esta ciudad un entrenamiento adecuado y oportunidades para crecer en el fútbol. Fue tanto el impacto de esta academia que muchos niños interesados en el deporte comenzaron a unirse. “Al principio éramos 10 niños y ahora somos más de 100”, dijo Torres.

Schwitzer_Banner 798 x 90Actualmente los niños pueden asistir a las clases de fútbol dos veces por semana para fortalecer sus habilidades deportivas. Muchos han sido reconocidos en diversos campeonatos y con la ayuda de Torres han recibido becas para estudiar en la universidad. “El fútbol no es solo un deporte, el fútbol nos une y nos hace mejores”, concluyó Torres.