La tercera edad

Mauricio Hernández

Luis Perú, como conocen en la Avenida Roosevelt a Luis Aguinaga, es un solitario empresario que lleva haciendo mudanzas y transportes en la Avenida Roosevelt desde hace doce años.

Aguinaga es jovial, divertido y contagia optimismo. “A mis 78 años tengo una magnifica salud, no me duele un pelo”, dijo con una gran sonrisa en la cara, con baile incluido. “Y me encantan las chicas, siempre me ha encantado”, añadió con picardía. En Nueva York siempre ha vivido solo.

Aguinaga lleva a Perú en el corazón, desde que partió de su amado Chiclayo, en la costa norte del país, donde el mar es el principal proveedor de alimentos del pueblo.

¿Y cuál es el secreto para mantenerse sano y con esa energía? “El baile y el pescado, el ceviche peruano”, dijo antes de partir a un servicio de mudanza en una de sus dos camionetas, la última comprada hace tres meses. “El negocio está muy duro, ha disminuido mucho el trabajo en el último año”, se lamentó con una inmensa sonrisa que contrastaba con la respuesta.

“Mi hija me pidió hace 17 años y hace 16 que tengo residencia. Conduzco con mi licencia y tengo todos los beneficios de salud que ofrece a la tercera edad la Ciudad de Nueva York”, dijo Aguinaga, que en su país cargaba arena en volquetas.

“Comencé trabajando de conductor para otros mientras reunía el dinero para comprar mi propia camioneta”, dijo Aguinaga, quien hace 10 años compró su primer vehículo de transporte. “Cuando no había trabajo repartía flyers; así comencé cuando llegué a Nueva York”.

Aguinaga llegó solo y continúa viviendo solo.

Y que tal el inglés?

“De inglés no se ni papa”.