Por Mauricio Hernández

“Este país es para arriesgarse. Saber ganar o perder, hasta que haya una oportunidad, y aprovecharla”. Son las palabras de Braulio Chiwiant, un inmigrante que falló siete veces en su intentó por entrar a los Estados Unidos vía México. En la octava travesía lo consiguió. Hoy, después de 13 años de lucha, este ecuatoriano tiene su propia empresa, y crea puestos de trabajo en la Ciudad de Nueva York.

Chiwiant es callado, algo tímido, habla lo justo y es un buen jefe. “Ser consciente con los trabajadores es lo primero, así como su bienestar y el de sus familias. Yo fui trabajador en Nueva York y sufrí el mal pago y el maltrato”, dijo este hombre de 31 años. Hoy llegó en un Mercedes Benz hasta donde su contador para hacer las nómina de sus trabajadores.

Chiwiant pagó en dos años los 29,000 dólares para salvar la finca que su padre había hipotecado a un agiotista local para poder viajar hacia el sueño americano. En Nueva York trabajó reciclando cartones y limpió el estadio de los Yankees.

En 2006 comenzó como ayudante en la construcción, limpiando y haciendo lo que le mandaban. Su habilidad le abrió las puertas. Trabajó dos años para un subcontratista en este sector. Entonces conoció a María, con quien vive desde entonces. Tiene con ella dos niñas, de 6 y de 4 años.

En las esquinas a donde solía acudir a buscar trabajo conoció a un empresario judío, con quien trabajó desde 2007 poniendo ‘spray insolation’.

Ahora es socio del judío, cada uno tiene su empresa y se colaboran. El año pasado decidió constituir legalmente su empresa y pagar impuestos. Ahora está luchando por conseguir los papeles, que muchos de sus empleados ya tienen.

Braulio Chiwiant. Tel: 646-469-2372